Dime qué Klout tienes y te diré si vales

Publicat a La Vanguardia l’1/10/2012

29092012-KloutRHA Joe Fernández le venía de perlas la oferta de trabajo que publicó hace unos días Salesforce, empresa creadora de una plataforma de administración de relación con el cliente basada en Cloud Computing. El CEO de Klout lo publicó incluso en su Twitter: “Me gusta esta oferta de Salesforce en la que se busca a alguien que tenga un Klout igual o superior a 35…” Pero se desató la polémica: ¿Se puede tener en cuenta una cifra como el Klout, que mide el grado de influencia de los usuarios en las redes sociales, a la hora de valorar la idoneidad de un candidato para un puesto de trabajo?

Para algunos el puesto -en este caso de Community Manager- podría justificarlo porque el Klout describe “la manera de ser de la persona más que su competencia”. Para otros, en cambio, no tiene sentido porque es poco objetivo.

De hecho, nadie sabe exactamente con qué fórmula se calcula el Klout, aunque según cuenta la misma empresa en la web, tiene en cuenta más de 400 variables de siete redes sociales diferentes, entre las que están el número de followers (seguidores), los retuits y replies de Twitter y la velocidad a la que se realizan, además de los comentarios y los Me gusta de Facebook, las conexiones de LinkedIn o los tips de Foursquare.

En cualquier caso, solo es una cifra. Un número que, para Genís Roca, socio director de RocaSalvatella, “constituye un intento mal resuelto de objetivar la influencia de una persona en la red”. Roca defiende que “la Internet social está aportando mucho valor tanto a las personas como a las empresas”, pero añade que hay que “tener cuidado con propuestas demasiado banales para convencer a un empresario preocupado por mejorar la eficacia de sus procesos y los resultados de su negocio”.

Aun así, “esto no nos tiene que hacer dudar del papel vital e ineludible que Internet está jugando en el desarrollo y el futuro de todos los negocios y sectores. No hay ninguna persona en una posición de dirección que pueda permitirse el lujo de prescindir de la red”, concluye.

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