Sin pantalones en el metro
(Publicat a La Vanguardia el 14/02/2008)
Se llaman Improv Everywhere y lo suyo es la broma colectiva. Algunos medios dicen que son especialistas en organizar Flash Mobs, o lo que es lo mismo, acciones multitudinarias de corta duración en lugares públicos.
Y algo de eso hay, pero ellos rechazan esta etiqueta que se popularizó en el 2003 gracias a internet y que también fomentó convocatorias curiosas en algunas ciudades de España.
“Provocamos escenas”, reza su eslogan. Aunque a Charlie Todd, actor de Nueva York que formó el grupo en el 2001, le gusta decir que trabaja en el “divertimento organizado”, que él mismo financia. Claro está, con la ayuda de las donaciones que acepta a través de la web y la venta de camisetas con imágenes tan improvisadas como sus actuaciones.
Improv Everywhere ya ha realizado más de 70 acciones, o “misiones”, como les gusta llamarlas a ellos, entre las que se cuentan un sonado concierto falso de U2 en un tejado neoyorquino, una clase de natación sincronizada en la fuente de un parque o presentarse en unos grandes almacenes con el mismo uniforme de los vendedores. La calle es el mejor escenario.
El pasado 12 de enero retomaron uno de sus montajes más llamativos: ir a coger el metro sin pantalones y simular haberlos olvidado en casa. La séptima edición del No pants reunió a unas 2.000 personas que se quitaron los pantalones a la misma hora en diferentes estaciones de metro de 10 ciudades del mundo.
La repercusión de la atrevida acción fue considerable. Y más teniendo en cuenta que, en el 2002, sólo consiguieron atraer a siete personas y que, en el 2006, la policía arrestó a ocho miembros del grupo durante esta misma acción.
Por suerte, este año, según cuentan en su web, las autoridades se limitaron a sonreír al verlos, aunque muchos de ellos consideraran que estaban asistiendo a la mayor tontería colectiva de todos sus años de servicio en la Gran Manzana.
Y como la improvisación también se mejora –de ahí el doble sentido de su nombre improv en inglés-, a finales de enero, volvieron a congregar a más de 200 incondicionales de la travesura pública para que hicieran de estatuas humanas en la estación más grande de Nueva York.
Durante cinco minutos, el frenético ritmo de Grand Central Station se ralentizó para que “la gente se diera cuenta de lo que pasaba a su alrededor”.
A veces, simplemente hay que parar. El vídeo de Frozen Grand Central, que no tiene desperdicio, acumula casi tres millones de visitas en YouTube.